El patrimonio cultural y natural hoy está de fiesta en su
vertiente internacional. Con más pena que gloria, como suele ser habitual con
todo lo relacionado con la cultura, hoy hemos celebrado, el día mundial del
patrimonio recordando la firma de la Convención de Patrimonio Mundial, Cultural
y Natural en París (1972).
El Centro Histórico de Córdoba forma parte de este conjunto
de monumentos y parajes de valor excepcional. Su Mezquita y su entorno son
reflejo de siglos de maridaje de culturas y civilizaciones que dejaron barrios
singulares como el de San Basilio, puentes como el romano sobre el
Guadalquivir, torres como la Calahorra y palacios como el Alcázar de los Reyes
Católicos, el Palacio Episcopal, el antiguo Hospital de San Sebastián, la
Sinagoga, los Baños Califales, las Termas de Téllez o las de la Alegría.
En Andalucía, La Alhambra, los Jardines del Generalife y el
Albaicín de Granada; la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias de Sevilla,
y los Conjuntos Monumentales Renacentistas de Úbeda y Baeza en Jaén forman
parte también de la lista del patrimonio mundial, junto el Parque Nacional de
Doñana y los yacimientos de Jaén, Almería y Granada que contribuyen al Arte Rupestre
del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica.
Otros lugares y monumentos completan la lista de elementos declarados
Patrimonio Mundial en España, así como paisajes
singulares como los de Ibiza, los Pirineos-Monte Perdido, Las Médulas,
Aranjuez, la Sierra de la Tramontana y Almadén. En este caso, es lo cultural
como resultado de la interacción hombre-naturaleza lo que aporta el valor
excepcional creando un espacio de alto valor paisajístico cargado de historia y
naturaleza.
Las Médulas y Almadén son dos ejemplos de cómo el aprovechamiento
histórico del medio es capaz de generar territorios y paisajes excepcionales a
escala local y regional. Si el oro en Las Médulas (León) y el mercurio en
Almadén (Ciudad Real) constituyen el elemento base sobre el que se articular el
diseño y evolución del paisaje, desde Gabela de Sal reivindicamos en este día
mundial del patrimonio, la importancia de la sal de interior como elemento vertebrador
de los paisajes salados de Córdoba.
La sal está presente de forma natural en lagunas y
corrientes de la campiña de Córdoba creando humedales característicos de
especial interés por el conjunto de especies que ocupan hábitats singulares. Son
estas especies y hábitats los que también encontramos en las salinas, ejemplo
único de humedales culturales, que en un entorno agrario, adquieren mayor
relevancia como puntos calientes de biodiversidad.
Y si lo natural hace de la salina un espacio de valor
excepcional, lo cultural añade un conjunto único de restos, estructuras, edificios
y saberes transmitidos de generación en generación a lo largo de siglos de
aprovechamiento del oro blanco de Córdoba. La sal hace de Córdoba y su Campiña
un paraje y monumento digno de formar parte de la lista mundial. Sin embargo, aunque
estemos lejos, muy lejos todavía de formular cualquier propuesta al respecto, desde
Gabela de Sal y la Asociación Andaluza de Artesanos de la Sal (ANDASAL) ya estamos
trabajando en la recuperación y aprovechamiento de este patrimonio, convencidos
que Córdoba y su sal, igual que su Mezquita y su entorno, algún día serán
también patrimonio mundial.
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